Fecha Nacimiento:
21/03/1980
Ciudad
Nacimiento: Porto Alegre
Provincia
Nacimiento: Rio Grande
País Nacimiento:
Brasil
Horóscopo: Aries
Estatura: 181 cm.
Color ojos: Negro
Color cabello: Negro
Ronaldinho Gaucho
es el último embajador del "jogo bonito". Campeón del Mundo con
Brasil, imagen de Nike en la Tierra y heredero en la cancha del gran Pelé,
Ronaldinho ha demostrado ser todo un virtuoso del balón que divierte y se
divierte haciendo lo que más le gusta: jugar a fútbol.
Se puede decir
que a Ronaldinho el fútbol le corre por las venas. Su padre, Joao, ya era un
apasionado del futevol que llegó a profesional cuando todavía vivían en una
favela. Luego le vino el turno a su hermano Roberto quien triunfó en el Gremio
de Porto Alegre mientras su padre trabajaba de aparcacoches. Roberto llegó a
ser internacional y el ídolo de Ronaldinho.
Pero cuando él
tenía ocho años la fatalidad sacudió a la familia. Su padre se ahogó en la
piscina que el club les había regalado. Un mazazo que sólo el fútbol y el apoyo
de sus hermanos y su madre le permitieron superar. Ronaldinho jugaba a todas horas
dispuesto a demostrar que su padre tenía razón cuando le decía orgulloso:
"Tú serás el mejor".
Enrolado en los
equipos inferiores del Gremio Ronaldinho depuró su técnica desde las canchas de
fútbol sala y con 17 años debutaba en el primer equipo. Entonces, su hermano
Roberto colgó las botas y se convirtió en su sombra, aconsejándolo, ayudándolo,
haciéndole de mánager y de padre. Y Ronaldinho creció. Ese año, con Brasil, el
Gaucho ganó el Mundial sub-17 siendo pichichi y mejor jugador del torneo.
De vuelta a
Brasil las "novias" se agolparon en su puerta. El PSV Eindhoven y el
París Saint Germain intentaron ficharlo y después de un largo litigio los
franceses se llevaron el gato al agua. Era el año 2000, justo después de
proclamarse campeón de la Copa América 1999 con la absoluta de Brasil. Su gol
ante Venezuela ya ha pasado a la historia: sombrero al defensor, control con la
espuela y gol. Una obra de arte por la que fue comparado con el mismísimo O Rei
Pelé.
En el PSG
Ronaldinho se curtió como futbolista y como persona. Siempre respaldado por su
familia, siempre exhibiendo su imborrable sonrisa, deleitó con sus regates
imposibles a la parroquia parisina y sedujo tanto al seleccionador brasileño
que dejó a Romario en la playa para llevárselo a él al Mundial de Corea y Japón
de 2002. Y el Gaucho no defraudó. Su técnica y su velocidad cruzaron todas las
fronteras. Brasil fue pentacampeona y Ronaldinho dejó para el recuerdo otro gol
antológico ante Inglaterra.
Pero de vuelta a
Europa sus relaciones con el entrenador parisino, Luis Frenández, se
deterioraron hasta romperse. Y en verano del 2003 Ronaldinho fue puesto en el
mercado. Tres pesos pesados, Manchester, Barça y Real Madrid, entraron en la
puja. Al final Laporta y los suyos fueron más hábiles y se lo llevaron al Camp
Nou. Ronaldinho se convertía así en la estrella mediática prometida por el
nuevo presidente. Un futbolista diferente que disfruta en la cancha como
disfruta fuera bailando samba. Un delantero imprevisible que inventa, pasa,
golea... sin perder nunca la sonrisa.
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